Friday, July 10, 2009

Realidad de ficciones indiscretas



No estoy para convencerte ni tú para creerlo, pero hay algo que no te he dicho.
Hace meses descubrí un gran agujero bajo la alfombra de la recámara contigua.
Ese agujero lleva a unas escaleras de caracol descendentes.
Lógicamente imposible: debajo de mi departamento no hay otro, no hay nada construido.
Sólo espacio.
Al final de las escaleras me espera algo que atesoro:
No hace milagros ni me trae riquezas materiales.
Cuando llego al final de las escaleras, siempre estoy frente al mismo momento:
Tu casa y entonces. Somos tú y yo a la mesa. El olor a tortillas recién recalentadas invade mis fosas nasales y entibia mi alma.
Tus mascotas nos rondan, una exige, la otra espera.
Es tarde.
Rayos anaranjados de sol se cuelan a través de las hechizas cortinas.
Miras hacia la recámara, yo hacia la ventana.
Hay un periódico sobre la mesa. Comentamos. Hablamos de tí, hablamos de mí.
Tú acabas de hacer un cambio en tu apariencia, muestras seguridad sobre tu nuevo look.
Yo te apoyo.
No sucede nada intelectualmente estimulante o rebuscado. No es necesario.
Nunca es necesario.
Sólo disfrutamos estar. Solo es eso. Estar.
Y cuando quiero estar frente a tí otra vez, sabiendo que no puedo, o que no debo, levanto la alfombra y voy ahí:
Aunque sea siempre el mismo lugar, el mismo momento, el mismo dia, el mismo tiempo.

Después regreso, siempre a las 6 de la mañana, reacomodo la alfombra, y construyo futuros múltiples.

6 comentarios:

Indi said...

Esta historia es bella, me recuerda a una amiga, es más, con tu permiso, se la pienso mostrar, seguro le agrada...

RЄĐ said...

Gracias! Muestralo a quien(es) tú quieras, espero en algún momento me compartas la asociación que hiciste entre mi relato y tu amiga :)

ѕocιaѕ said...

Hola sabes? tu historia me hizo transportarme a ese lugarcito de escalera, de tortillas recalentadas, de momentos compartidos en pareja en fin de todo lo que en ella se transmite. Gracias por eso pues no todas las historias... o mejor dicho los escritores de historias tienen esa cualidad de llevar la imaginación del lector a algún lugarcito.

Un saludo y que tengas buen finde!

Dawn A.G. BlackRaven said...

es bello perderse en un pequeño instante de realidad...
En un laberinto donde no existe ni el aquí ni el ahora...
gracias por este pequeño fragmento...

y felicidades, me gustó el rediseño del lugar...
un beso

Milo said...

Unos minutos antes de las seis:
A: Debo ir a trabajar.
D: Déjame soñar que te quedas otro rato más...

Los gatos bostezan. Calor y humedad. La compañía sabe a picadillo y mariscos. Otros quince minutos transcurren en un abrazo aterciopelado.

Se cierra el pasadizo. Te has quedado.

Ahora, se abre un agujero en el techo que de vez en cuando lleva a tu departamento.

RЄĐ said...

El tiempo es un prisma.