Wednesday, July 8, 2009

Réquiem por el role-model superstar-sweetiepie

Entre las cosas que más he extrañado estus últimos varios años y que recuerdo con una impresión engañosamente hermosa, se encuentra la sensación de idolatría: la cálida impresión de que alguien (o algo) es lo máximo y por consiguiente yo también por seguirle, representarle, propagarle o anunciarle. A mí me gusta observar cuando un fan obtiene lo que está necesitando -emocionalmente o socialmente- a través del ejercicio de su fanatismo.

Y aunque parezca burlona mi manera de describir a quien anda como groupie por la vida, en realidad hay bastante de eso -en la dosis que me haya tocado- que en verdad extraño. A veces he andado entre fans de cosas a ver si me mimetizo y se me vuelve a pegar algo, pero me he desencantado del fanatismo, y sigo buscando el sustituto sin éxito alguno.

A veces creo que no hay sustituto, que ese tren ya se me fué. Puedo sorprenderme ante la grandeza y fractalidad de la naturaleza, pero esto no tiene nada que ver con ser un idólatra gritón emocionado que además quiere que le vean gritar. Es simplemente que cuanto más conozco a personas 'ejemplares', amadas, ídolos locales, gente cool, exhibicionistas, artistas, marcas o productos, veo a traves de ell@s a personas ambivalentes como lo somos todos. Si son mentes creadoras no son infalibles al tiempo o a la creciente oferta de la misma cosa, si son líderes sociales igual se entorpecen con el poder, si son productos o marcas, en realidad sólo quieren mi dinero, como sea. No sé si esto es desacreditar, no se si estoy resbalando con una cáscara de ego, pero simplemente lo fan no me quiere salir. Me regocijo en encontrar otros modos de disfrutar a otros seres humanos, pero perdí ese.

Lo que se extraña es la sensación de formar parte de una colectividad que cree estar en lo correcto, se extraña la sensación de lo inalcanzable, de que sí hay una figura cuasidiospadre en la tierra, en quien se deposita toda fe, toda esperanza, toda expectativa, esa sensación en la que estás tan perdido en el logro u existencia ajena que no te das cuenta de que atocigas. Y bueno... presenciar a tantos que aún conservan esa virtud no deja de ser insoportable... e igualmente hermoso.

2 comentarios:

Indi said...

Nunca fui fan de nadie como vos lo describís, a lo más he admirado(admiro) a alguna que otra persona. Pero a un nivel más personal he visto algún tipo de idolatría hacia personas cercanas a uno, no obsesivamente sino más bien esa idolatría que te hace pensar que aquél que acabas de conocer es lo más magnífico y luego todo se derrumba, es muy triste, porque aunque advirtas a los primeros que no se hagan ilusiones, es imposible de parar. Esa idolatría me parece peor, porque uno sabe que no conocerá a Noel Gallaher (y nos evitamos la decepción de saber que es más común que papa frita) pero con la persona cerca de uno, siempre se va a dar el descubrimiento de que es tan común como uno mismo.

ѕocιaѕ said...

Supongo que somos varios en la lista que no son fanseses* de alguien, o algo por lo mismo que describes en tu entrada aunque he llegado a escuchar que es bueno ser fanatico de algo pues de alguna manera ese fanatismo atrae una chispa, tampoco es bueno comprar y ser parte de una imagen que se caracteriza por vender y ponerse de moda.
Tal vez lo mejor que podemos hacer es solo admirar a aquellas personas que sin proponerse dejan huella a su paso en nuestras vidas.