Tuesday, April 21, 2009

Ascenso a la superficie



Ayer viajé -como muchos días- en el metro. La diferencia en mi viaje de ayer es que iba solo y salí del metro en una estación de la línea naranja. Quien ha viajado en metro sabe que la línea naranja es profunda y para salir o entrar hay que pasar por varios niveles de escaleras electricas.

No sé qué me puso receptivo, fantasioso o sensible (según el juicio del lector), pero durante el viaje me puse a observar las caras que pone cada quién en el metro. Finalmente es la cara que cada usuario del metro está -inconscientemente- consciente de estar dando a un montón de gente que viaje a su lado. Y creo que es más consciente que inconsciente porque es imposible ignorar a la multitud que viaja contigo, y con la defensividad imperante que hay en los viajeros del subsuelo, me atrevo a afirmar que el 70% de la actitud y lenguaje no verbal de cada pasajer@ está siendo ideado, observado y puesto a prueba por el(la) mism@.

Detecté de todo: el rudo, el chistosín con amigo que está muy atento de qué tan 'cool' lo ven; la chica timida que una vez que le sonreí (y que no me sonrío de regreso) me contemplaba cada vez que miraba yo hacia otra parte, mirándola de reojo; la señora que hacía muy evidente que se le viera 'dolida' por algo; el tipo paranoide; la chica molesta que mira con el ceño fruncido a cualquier hombre y que reacciona a cualquier frase mencionada por alguno que se refiera a alguna mujer o algun tema con el que pueda alimentar su disposición a fruncirse. También estaba el 'superamable' que mira en todas direcciones a ver quién lo está viendo justo después de cederle el asiento a una anciana. También noté al (quizá molesto) curioso que mira a los que tenga cerca, sacando teorías (que no sirven para nada) de cada persona que observa, que cuida demasiado que no noten su curiosidad para no molestar, y que sabe que si esta viendo a una persona, entonces no está viendo a esa otra persona que lo está viendo. Eso lo sé porque en este viaje, el (quizá molesto) curiosillo era yo. El 'quizá molesto' entre paréntesis, se debe a un par de pasajeros que me vieron molestos cuando notaron que los observaba, pero incluso entre ellos había características distintas: uno me dio la espalda, el otro me vio de modo -muy, muy- intimidante.

Aún así todavía no entendía que la vida entera podía ser como un viaje en metro.

Llegando a la estación de mi destino, las escaleras eléctricas estaban desiertas, así que me concentré en ver el fondo más profundo del túnel ascendente y con mi reojo ver como avanzaba en ése túnel hacia arriba. No asocio los túneles luminosos con la muerte como lo hacen en las películas. Al menos no inconscientemente, pero el cliché y la diferencia entre estar entre el gentío y luego subiendo a solas por un túnel me hizo sentir un pensamiento que hace mucho no contactaba. No soy ninún suicida ni tengo prisa con la muerte. Me imagino que el proceso de liberación y de la identificación con las formas y las actitudes de las personas más que tocarnos después de muertos nos tocan en nuestros últimos minutos de vida. Y así, subiendo por esas escaleras, por algunos segundos me olvidé de ser 'Red subiendo escaleras eléctricas en el metro'. Dejé de pensar. Sentí la experiencia total de lo resumido en éste párrafo, y sin prisas por morirme, entendí deseosamente, que creo que mis últimos momentos de vida, ésos en los que se desvanezca mi último aliento, seguramente serán de lo más preciado, de lo más hermoso que pueda experimentar en la vida.

A fín de cuentas creo que no soy nada de lo que me he creído que soy, ni nada de lo que me han dicho que soy. Soy solamente un pasajero. El momento en que deje de ser un pasajero, ya no habrá más. No soy más. No me llevaré más ni nada me pertenece. Qué fuerte pero qué alivio.

1 comentarios:

Vega said...

Antes de comentar tu texto te diré que me encanta la forma en la que escribes y te expresas *_*
Sobre lo del metro tienes razón, cuando voy a trabajar o a la escuela resulta complicado no fijarte en los demás (aunque yo muchas veces voy mirando el suelo) También es verdad que a veces (hablando de mí claro) se te cambia la cara inconscientemente. Como siempre voy escuchando música algunas me hacen sonreír recordando cosas y pienso demasiado tarde "la gente pensará que estoy loca riéndome sola" xD
A mi los túneles vacíos del metro me producen escalofríos T_T